
La vista, el tacto, el oído, el olfato, el gusto... son sensaciones que nuestro cuerpo, haciendo uso de los órganos sensoriales, interpreta con la información transmitida a nuestro cerebro. Por tanto, lo que vemos, lo que sentimos... la realidad es sólo una interpretación virtual del que siente, del que mira. La realidad en sí misma no existe... es lo que nuestro cerebro interpreta.
El cerebro es un gran desconocido para el ser humano. Es el órgano que menos conocemos y, tal desconocimiento, da pie a pensamientos y sentimientos que, como los antiguos hacían con la música y otros "misterios", son atribuidos a un ente superior. Uno... o varios. Según sea quien ... sienta. Según sea el cerebro que... lo interprete.
Algún día, seguramente, lleguemos a comprender en profundidad el funcionamiento de ese órgano principal que rige nuestra materia tangible e intangible.
Hoy día sabemos, por ejemplo, que esa información que se transmite y la forma de procesarse se basa en impulsos eléctricos. Si un día somos capaces de interpretarlos, y creamos un mecanismo bidireccional de flujo de la información podríamos crear una realidad a nuestra medida.

En ese momento podríamos vivir sólo a través de nuestra mente. Estaríamos tumbados, tipo matrix, con un casco o parches, o algo así, viviendo una realidad totalmente paralela donde todo sería posible, y donde el peligro físico prácticamente no existiría.
Las distancias dejarían de existir, ya que no habría que ir para estar en algún sitio. Incluso el trabajo, si es que fuese necesario, se realizaría en ese otro mundo humano. Los juegos de roll serían reales pero sin peligro real. Quizá viviríamos en pequeños compartimentos colmena, ya que nuestra estancia estaría en esa otra realidad.
La tierra nos lo agradecería. No haría falta generar electricidad, ni combustibles, ni cualquier otro material contaminante. Quizá la alimentación de nuestra parte biológica la supliríamos con algún tipo de producto que incluso nos haría vivir mucho más tiempo, ya que apenas nada contaminaría nuestro organismo, ya que todo el placer lo "saborearíamos" en esa otro mundo inocuo para nuestros cuerpos.
Un mundo donde si se quiere puedes volar, y donde no es necesario el dinero. Puedes hablar, crear, investigar...
Otra forma de vivir, donde, seguro, el más beneficiado sería nuestro planeta, que no tendría que sufrir contaminación, ni asfalto, ni ruido, ni mutilación...
Algunos dirán que prefieren vivir la realidad y preferirían tomar la cápsula de lo real como hizo Neo. Pero... ¿para qué? ¿Qué más da que sean nuestras terminaciones nerviosas las que nos envíen información táctil u otro tipo de sensor externo?
Yo lo tengo claro... lo primero que haría sería volar. Lo segundo... bucear en los océanos.
Feliz día. Feliz realidad... actual.
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